BrevesInstantes
Microcuentos
REENCUENTRO
Estaba ahí parado, frente a ella, como solía hacer cada domingo. Sus pequeños ojos apenas dejaban ver el verde de su mirada velada por las lágrimas. Caminó unos pasos; en su andar lento y mesurado se reflejaba su dolor. Después de un rato se sentó a su lado y empezó a hablarle. Conversaron largamente, y él parecía responder a todas sus preguntas. En ese momento, sus almas y sus corazones volvieron a unirse. El mundo desapareció alrededor de ellos.
​
​
EL DULCE DESCANSO
​
Recorro mi casa de madera como siempre lo hago. Disfruto de ella, me siento feliz. Miro por la ventana y veo los árboles moverse a lo lejos. Me quedo un rato como queriendo atrapar su aroma. La familia se fue muy temprano. Voy a aprovechar a descansar, a disfrutar de un rico té frutal en mi pequeña casa, a leer ese libro que dejé hace mucho tiempo…
De pronto, escucho los pasos de la familia y de ella, la pequeña niña de la casa.
Después de mi dulce descanso, apresurada vuelvo al lugar exacto donde ella me dejó, a esperarla con ansias para jugar. Seguro me extrañó.
Cuento corto
EL VIEJO Y EL GALPÓN
Por la puerta del pequeño galpón sale un hombre alto, delgado, algo encorvado con un abrigo que parece pesarle. Camina entre los árboles, los mira, inspecciona cada hoja, cada rama; se inclina y comienza a retirar los yuyos que cubren el piso, los deja a un lado, se levanta y toca los troncos al igual que se acaricia a un ser querido. De repente, casi como si estuviese sintiéndose observado por mí, se da vuelta y me mira, no distingo bien su rostro, pero siento que clava su mirada en mí. Súbitamente, como si yo no existiera, gira su cabeza canosa, mira a su alrededor, se da vuelta y continúa con su labor matinal.
No era la primera vez que lo veía, pero todas las veces hacía lo mismo. A pesar de que esperaba su presencia, siempre lograba estremecerme, dejándome la sensación de que el tiempo se detiene.
Pongo el agua a calentar, me preparo unos mates, levanto la mirada y ya no lo veo. Es como si saltara el paredón del fondo del patio y desapareciera. No he podido observar ese momento en que se esfuma en mis propios ojos, o tal vez no lo quiera hacer.
Me imagino que atraviesa esa pared a otro patio en busca de otros árboles que cuidar. No quiero pensar que vuelve por esa puerta de la cual salió, a ese pequeño galpón por el cual lo veo salir algunas mañanas de invierno cuando comienza a asomar la luz del día.
Me rehúso tal vez, a pensar que regresa a ese galpón lleno de muebles y cosas amontonadas, sin valor, cosas antiguas gastadas por el tiempo que hacen que están ahí, que nadie viene a reclamar, pero que sin duda son objetos llenos de recuerdos, que son de una gran estima para él, que lo atan a seguir quedándose allí.
Cada mañana de invierno sigo esperando que aparezca, no busco respuestas sobre que pasó en esa casa antes de nuestra llegada, tal vez por miedo a que su imagen desaparezca para siempre al querer saber.
Poesías
CENIZAS DE GUERRA
Cuerpos cubiertos por mantas blancas,
familias azoradas que en silencio gritan.
Plegarias a su alrededor, ecos que no cesan,
que piden por sus almas inocentes.
Casas reducidas a escombros,
cubriendo las calles de pueblos arrasados
por las bombas y el fuego,
paralizando el andar de su gente.
Crueldad en su máxima expresión,
flagelo que desnuda la esencia más oscura de los hombres,
ese cinismo depredador que vulnera,
sistemáticamente, la dignidad del otro.
Reclamos y marchas,
que entre gritos y llanto
dejan elevan sus voces exigiendo un alto el fuego,
exigiendo un cambio de conciencia en la humanidad.
Luchando, por aquellos que ya no pueden luchar,
y por quienes, minuto a minuto
pierden su vida
en una guerra sin sentido.
​
​
TAL VEZ SÍ
Mira el techo
Sin mirar nada,
Sin pensar nada,
O tal vez sí.
Mirada de entrega
Pensamientos vagos
De una vida
Con muy pocos recuerdos.
Algunos nombres sin rostros;
algunos rostros sin nombres.
Alguna melodía.
Alguna sonrisa.
Y en esa mirada chispeante
Su ser, su esencia
Vuelve a aparecer.
Algunas lágrimas caen...
​
Tal vez sí
Mira, piensa, recuerda,
Canta, sonríe, llora…
Sabiendo que el final está cerca.
Haikus
Cálido fuego.
Entre los leños cantan.
Ella mira.
Sopla el viento
Y se agita el mar.
Ese invierno.
El fuego danza.
La música invade
Sus bellas almas.
​
​
Como dos cuerpos
se consumen en uno.
Ramas del árbol.
Al alba cae
la lluvia de otoño.
Tierra mojada.
En primavera
florecen los cerezos.
Las aves trinan.
Tankas
Cada mañana
se levanta y mira.
Sus rostros sueñan.
No quiere despertarlos,
quiere soñar con ellos.
Calor que brota
en tardes de verano.
Calles de piedra.
Pueblos abandonados
con historias que contar.
Cálidos años
Llenos de emociones
Mirada sin luz.
Sentimientos que quedan,
sentimientos que se van.
​
​
Casas antiguas.
Niñas de otros tiempos
corren y juegan
invadiendo el jardín.
Inquietando a otros.